Operación + fin de horario nocturno

Llegé a casa a las siete de la mañana del martes, me tumbé y abrí los ojos de nuevo a la una del mediodía pero no dormí todo el tiempo, dí mil vueltas en la cama hasta conseguir quedar dormida.
A las 14;30 ya estabamos en el hospital, suerte que la noche anterior gordita se había dormido tarde y la dejé dormir hasta la una del mediodía o mas para que aguantara en ayunas hasta las 14:30 o más.
Era como las tres de la tarde cuando ella y su peluche Minnie entraron a quirofano, sí, no quería alejarse de minnie así que también le pusieron un gorrito a minnie y la llevaron con ella.
A las cuatro nos llamaron para entrar, estaba medio embobada con la anestecia y lloraba cada poco, era un llanto intermitente ya que de pronto parecía estar dormida y de pronto lloraba con fuerza.
No fué algo que me gustase precisamente.
De todos modos a las cuatro y media o cinco menos algo ya nos fuimos de la camilla a un sillón para su comodida y espabilarla para poder tomarse el zumo.

Os juro que pensé que mi hija estaría decaída, que no querría jugar, no querría comer... ya, claro!
Mi hija está como si nunca se hubiese operado, salta, rie, canta y juega. Y come, come y come muchísimo.

Ayer también fué mi última noche en horario nocturno en el museo y hoy por la mañana ya me llamaban para volver a hacer una sustitución a partir del martes esta vez en horario de mañana.
Si esto sigue así, estoy pensando muy seriamente en dejar el trabajo agobiante, estresante y sin contrato en el cual estoy desde hace más de un año los findes de semanas y en el cual parece que no tengo ni simples derechos cuando mi hija está enferma.

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