Con miedo no se vive

Cuando me dijeron de ir a suplir una baja de algunos días lo primero que pensé fué " a saber que compañero de trabajo me toca".
Ya hasta las narices del mal rollo que hay entre yo y la compañera de trabajo en la casa que trabajo los fines de semana, una chica que no para de tocarme las narices desde que llegó.
Realmente no sabía en que consistía el trabajo, os juro que iba a ciegas.
Si me hubieran dicho que tendría que encargarme de cuatro plantas con sus baños, despachos y demás yo sola me hubiera acojonado más.
Y claro, yo que soy doña "no-salgo-de-mi-zona-de-confort" pues iba que me dolía más la tripa de los nervios que de hambre.
Y para que?
Para encontrarme que me encanta el trabajo, que los seguritas son muy buena gente, mi compañero de trabajo es la hostia y super agradable y además me ayuda en todas las dudas que tengo.
Puedo ver arte moderno de primera mano sin tener que ir como visitante (y tan extraño que es el arte moderno), reirme a carcajadas en los descansos contando anécdotas de mi hija y la hija del compañero que se llevan meses, acojonarme en el montacargas y sobre todo cuando me han avisado que puede quedarse entre plantas atascado. ¡que ilusión me hace eso! (ironía)
También puedo acojonarme diez veces seguidas cuando al secador de manos del baño le dé por ponerse en marcha él solito, y cuando debo entrar a una sala que no tiene luz.
Ver y estar en una casa restaurada de más de trescientos años.
Pero lo que más puedo hacer y tan hermoso que me parece, es ver las vistas que se ven desde la terraza.
Sin olvidar claro está el hecho de que al trabajar en horario nocturno, llego a casa a las siete de la mañana, lo que si duermo hasta las 11-12 me permite pasar el resto del día y tarde con mi hija hasta que me vuelvo a ir a las nueve de la noche.
Es cierto que no puedo dormirla como siempre hacemos, las dos tumbadas en la cama, pero también es cierto que ella necesita pasar más tiempo con su papá y que el resto del día que estoy con ella se lo compenso lo más que puedo estando con ella, jugando y disfrutando del día.
Me alegro de haber hechado un par de cojones y aceptado.

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